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GESTIÓN DEL ESTRÉS

Aprender a gestionar el estrés es fundamental, porque vivimos en un mundo donde siempre pasan cosas (virus, guerras, trabajo, dinero, pareja…). Ante esto, debemos conocernos y saber cuáles son nuestros factores de estrés y cómo reaccionamos ante él:

 

“Si entiendo cómo soy, yo soy el dueñx de mi vida y soy capaz de gestionar lo que me pasa".

 

 

 

 

 

 

 

¿Cómo nos afecta el estrés puntual?

Ante una situación externa de tensión, el cerebro envía mensajes al cuerpo para que se disponga a adaptarse al medio con todos sus recursos para sobrevivir. El estado de alerta se activa, los sentidos se agudizan, se incrementa del ritmo cardíaco junto con la presión sanguínea, aumenta la glucosa en sangre y la digestión se detiene. El cuerpo se tensa y se somete a cambios que después se equilibran una vez la situación de estrés ha desaparecido.

Texto by Adriana Royo
 

¿Cómo nos afecta el estrés continuado?

Llegar a fin de mes, la hipoteca, la presión en el trabajo, que vaya bien con la pareja, o la tensión familiar al llegar a casa. Al vivir bajo una presión continuada, el sistema simpático mantiene una actividad elevada en el cerebro, suben los niveles de cortisol, "la hormona del estrés" y hay más probabilidades de sufrir hipertensión, disminución del impulso sexual, afección de las conductas reproductoras, aumenta del riesgo de sufrir trastornos gastrointestinales, de sueño y de estado de ánimo, así como de ansiedad o depresión. El sistema inmunitario deja de funcionar correctamente y ciertas regiones del cerebro del sistema límbico encargadas de procesar la información se ven alteradas, como la amígdala, –que asocia experiencias con recuerdos emocionales–, o el hipotálamo, –la glándula que libera hormonas reguladoras, como el apetito, el sueño, la conducta sexual o la ansiedad–.

Texto by Adriana Royo
 

¿Cómo procesa nuestro cerebro el estrés?

Por la noche y durante la fase MOR (o REM, en inglés) del sueño, –movimientos oculares aleatorios y rápidos que provocan una alta actividad química y eléctrica de la información de las neuronas– el sistema límbico procesa toda la información de los estímulos recibidos durante el día. Si el cuerpo se ve expuesto a un shock fuerte, un trauma, o tensión durante un tiempo prolongado, el estrés detiene el proceso de asimilación y gestión de los estímulos durante el sueño, viéndose la información atascada y detenida en nuestra neurología. El cerebro no puede archivar toda esa información, de este modo se crea el mismo tipo de respuesta de estrés ante las mismas situaciones externas.

Texto by Adriana Royo
 

 

 

 

¿Cómo te ayuda la ITEM a mitigar el estrés?

Ante un problema podemos analizar y comprender perfectamente la situación y seguir teniendo las mismas respuestas emocionales sin saber cómo cambiarlas. Por ese motivo, lo que pretende la ITEM es romper con esos patrones e inercias que siempre nos conducen al mismo lugar. El método consiste en la vivencia del conflicto que causa estrés, recreando la fase REM del sueño a través de los movimientos oculares, –guiados a través de la terapeuta– con el objetivo de cambiar la emoción asociada a dicha experiencia, ayudando a procesar las emociones negativas asociadas, permitiendo el alivio y desahogo. De esa forma, la próxima vez que la persona se exponga ante la situación que anteriormente le provocaba estrés, sentirá que los recursos para afrontarla se encontrarán por fin disponibles, pudiendo solucionar su situación con mayor libertad y tranquilidad. La terapia integrativa ITEM tiene un enfoque directo y profundo y en ocasiones puede resultar intensa para la persona.

 

 

 

 

 

 

 

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